Nunca en ningún sentido profundo y significativo habíamos examinado nuestra conciencia, ni siquiera habíamos rezado como se debe rezar, siempre habíamos dicho “Concédeme mis deseos, en vez de hágase tu voluntad”.
Dios siempre quiere
Dios no me otorga posesiones materiales, no me quita mis sufrimientos, ni me libera de desastres, pero él me da una buena vida, habilidad para salir adelante y tranquilidad de espíritu.
Continuar leyendo